El conservador carece de un objetivo propio, aquellos que verdaderamente amamos la Libertad, diría Hayek, malgastamos nuestras energías en la oposición. Hoy en día la mayoría de los defensores de la libertad, no tienen otra alternativa, en el terreno político que apoyar a los llamados partidos conservadores por el motivo de que toda crítica hacia ellos es tildada como traición.
El triste signo del
conservador es ir remolcando los acontecimientos, esto reduce la velocidad de
la evolución, a los liberales no nos preocupa cuán lejos, ni a qué velocidad
vamos; lo único que nos importa es aclarar si marchamos en una buena dirección
y demostrarnos las veces que sea necesaria nuestra disconformidad con falacias
que tanto los conservadores como los socialistas mantienen.
Hayek planteaba que
mientras en la línea partidista los socialistas estaban en la izquierda, los
conservadores en la derecha y ubicaban a los liberales en el centro estaban
cometiendo una equivocación, tenemos que hablar de un triangulo, cuyo uno de
los vértices se ubicaran a los conservadores, mientras los socialistas y
liberales ocupaban los otros dos.
Los conservadores
son atraídos a las ideas socialistas cuando las propagandas las hacen más
atractivas, hay algunos que dicen que a los liberales nos gusta mirar al
pasado, pero la verdad es que el liberalismo nunca mira atrás, porque aquellos
objetivos a los que aspiramos jamás en la historia fueron conseguidos.
Los conservadores
adolecen de falta de principios políticos que le permitan celebrar con gente
que difiera con sus valoraciones morales. Una de las mayores dificultades de
los conservadores es el temor a las nuevas ideas, precisamente porque sabe que
carece de pensamientos propios que oponerle.
Lo que he expuesto
basta con evidenciar la respuesta a la pregunta que me llevo a escribir estas líneas,
¿Por qué no soy conservador? Hayek sostiene que el liberal se sitúa en una posición
intermedia entre Socialistas y Conservadores, rechazando el torpe racionalismo
del Socialista y el misticismo que con tanta facilidad cae el conservador. El
liberal difiere del conservador en el modo objetivo de enfrentarse con la
humana ignorancia y reconoce lo poco que sabemos.
De cuanto antecede
sigue que el Liberal es ateo. A diferencia del racionalismo de la revolución
francesa, el verdadero liberalismo no tiene pleito con la religión, lo que
distingue el liberal del conservador es que por profundas que puedan ser sus
creencias, aquel jamás pretenda imponerlas coactivamente a los demás.
“Una teoría torpe y errada no deja de serlo por haberla concebido un compatriota”
Eduardo Caballero
Director para los DDHH del Centro Thatcher
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