El gasto público lo debemos entender como aquellas erogaciones dinerarias que realiza el Estado, en virtud de ley, para satisfacer de una ú otra manera las necesidades públicas.
El Estado se moviliza para atender las necesidades de la población por medio de los servicio públicos; pero también puede satisfacerlas utilizando los efectos que “en sí mismos” los gastos públicos provocan en la economía principal, atentos a su importancia cuantitativa y cualitativa, un ejemplo de ello sería un incremento considerable en la cuantía del gasto público puede obrar como reactivador de una economía en recesión, con prescindencia al destino del gasto.
El gasto público no solo lo debemos estudiar como causa de los ingresos requeridos para satisfacer las necesidades públicas. La evolución histórica de este concepto muestra que el gasto público, por sí solo y con prescindencia de la financiación de servicios públicos, significa un importante factor de redistribución del ingreso y del patrimonio nacional y que su influencia es decisiva sobre aspectos tan especiales como la plena ocupación, el consumo, el ahorro y la inversión.
Ninguna nación puede disfrutar más de lo que produce, lo cual nos lleva al problema de los límites del gasto público. Pues parece imposible establecer límites a priori a los gastos públicos, ya sea en un conjunto o individualmente considerados. Esto se debe a lo que demuestra la realidad, no se trata de un problema que pueda ser resuelto mediante análisis económicos, porque en definitiva, se trata de una cuestión de naturaleza política.
Aún en los sistemas económicos neoliberales que actualmente prevalecen en la economía mundial, los gastos públicos han perdido su carácter neutro y asumido un papel activo.
Para darnos cuenta de los efectos que produce el gasto público debe considerarse lo importante que resulta el volumen de los gastos con relación al producto interno bruto.
El gasto público suele exceder largamente el 30% del PIB. La sola existencia de un gasto de semejante magnitud tiene considerable influencia sobre la economía. Cualquier modificación en su cuantía, bien sea por un aumento a una disminución, tiene un inevitable efecto económico. También la tiene cualquier modificación de los diversos elementos que integran el gasto.
Existe una diferencia importante entre el impacto del ingreso y del gasto en lo que respecta a los efectos que estamos analizando. Las consecuencias del recurso no siempre se advierten en forma rápida, debido especialmente al proceso de repercusión de los impuestos y a su influencia no tan inmediata sobre el mecanismo de los precios. En cambio, la incidencia del gasto público se percibe velozmente, lo cual permite, a veces, medir su verdadero alcance.
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